Disfrutando de mi Gin Question

Si estás leyendo esto o eres muy amig@ mí@ o realmente te apetece evolucionar como persona y ser más feliz (o las dos cosas, claro). Y creo que si queremos mejorar como personas el camino está en aprender, ¿no? Pero no se trata de aprender a la antigua usanza de clases y exámenes, sino de descubrir cosas que te aporten, pensarlas, cuestionarlas y asimilarlas.

Cómo ya vimos, parece que en mayor o menor medida todos tenemos El Mal del Mono (http://un-tipo-con-suerte.blogspot.com/2011/05/el-mal-del-mono.html) . Cuando empezamos algo, estamos dispuestos a aprenderlo  todo; pero una vez lo hemos aprendido nos dedicamos a aplicar los conocimientos a toda situación que se le parezca. Extrapolamos. Eso puede ser bueno ya que nos permite afrontar situaciones nuevas con cierta “experiencia”. Pero a la vez, eso nos limita ya que no exploramos otras posibilidades.

Así que muchas veces el primer paso para APRENDER está en DESAPRENDER un poquito para considerar esas otras opciones.

Por eso te propuse replantearte alguna de las cosas que das por seguras y ver si había otras posibilidades. De esta manera quizás veas que lo que desde un punto de vista no era posible, desde otro punto de vista si lo es. Puedes encontrar nuevas soluciones a viejos problemas o ver que realmente ya no hay problema.

Esto puede parecer difícil a priori; pero cuando empieces a pensar las cosas otra vez, verás que algunas de ellas no te cuadran. Y es que durante tu vida has ido evolucionando sin darte cuenta y tu mente te ha seguido. Sin saberlo han aparecido incoherencias en algunas de las cosas que creías pero están tan arraigadas en ti que ni te las has planteado. Por eso, si haces el ejercicio consciente de pensarlas, igual hay alguna que no la volverías a elegir. Y esto es, básicamente, subirse al platanero que vimos hace dos entradas.

Como verás (y un día hablaremos de ello con más detalle) existen mil frenos al aprendizaje. Nos cuesta admitir que no sabemos algo. No damos permiso para que otro nos enseñe. No tenemos tiempo para aprender. Y un largo etcétera (curiosa palabra cuando se ve escrita al completo).

Y aunque podemos luchar contra cada uno de ellos de diferentes formas creo que hay algo común que nos puede ayudar, una idea:

DISFRUTAR LA PREGUNTA COMO SI FUERA UN BUEN GIN TONIC.

Puedes cambiar Gin Tonic por Whiskey, Ron, Jamón de Jabugo, Enchiladas Verdes, Alfajor… Lo que quieras. Pero la esencia es la misma, algo que se disfruta tomándolo muy lentamente.

Y es que me he dado cuenta de que una pregunta es una auténtico regalo en si mismo. La puedes hacer tú o te la puede hacer otro. Incluso vale si la oyes de pasada. Tu primer impulso será intentar responderla. Si es difícil, es posible que se la traslades a otra persona o que la ignores. Y en el mejor de los casos darás unas pocas respuestas alternativas.

El problema es que, una vez respondida o ignorada la pregunta, ya no piensas más en ella y pierdes la posibilidad de aprender.

Por ejemplo, si te pregunto tu color favorito, responderás rápidamente el que elegiste cuando tenías 6 años. En cambio, si no respondes inmediatamente, si esperas un poquitín, apareceran otras preguntas: ¿Por qué me gusta este color y no este otro? ¿Cuándo lo elegí? ¿Por qué lo elegí? Y si esperas otro ratito más, irás más profundo: ¿Qué me transmite ese color? ¿Es la emoción con la que me identifico? ¿Es la emoción que quiero tener? ¿Es la emoción de la que quiero huir? Y sin saber cómo te encontrarás descubriendo algo sobre ti que no sabías. Algo que no habrías podido descubrir si hubieras respondido directamente.

Así pues, esta semana te propongo que pienses en una pregunta que me hicieron en el curso de coaching. No quiero que la respondas directamente. Piénsala. Disfrútala. Bébela hasta que descubras algo de ti:

¿En qué aspectos de tu vida has dejado de preguntar?

Es decir, todos aquellos aspectos de tu vida que ya no te cuestionas. Aquellos campos en los que has dejado de querer aprender.

Si bebes suficientemente lento la primera copa, la vida te invitará al resto de preguntas y tendrás más Gin Tonic que vasos.

En 1492 Colón descubrió América, en 2011 yo me he empezado a descubrir. ¿Y tú?