miércoles, 27 de abril de 2011

¿Enfadad@? IDENTIFICA EL "MÓVIL"


La semana pasa vimos como afrontar el enfado buscando el ¿QUÉ? e identificamos el problema (¿Enfadado? IDENTIFICA EL PROBLEMA ). Solo con eso habrás visto que muchas “ofensas” no son “para tanto” y ya te sientes mejor.

Hoy veremos que hacer cuando el enfado es justificado haciendo la pregunta más interesante ¿POR QUÉ?. Y no hablo de ¿por qué pasa? en un plan filosófico sino algo más mundano, ¿por qué lo ha hecho?


IDENTIFICA EL “MÓVIL”

Y no me refiero a tu número de teléfono, me refiero a qué es lo que ha propiciado que esa persona te haya hecho daño. Para eso hay varias preguntas que pueden ayudarte:

¿Lo podría haber evitado? En ocasiones, eso que tanto te duele no puede ser evitado. Por ejemplo, si le ponen una reunión de trabajo a última hora o se estropea el autobús es difícil que pueda llegar a tiempo. Así pues, tienes que analizar si estaba en las manos de la persona evitarlo. Y si te das cuenta de que no tenía forma de hacerlo verás que tampoco es justo que te enfades con él/ella sino con la situación.

Aquí es importante hacer dos apuntes. En primer lugar todo es posible y por tanto evitable. Siempre puedes irte sin más de la reunión con el principal cliente porque tienes que ir al cine con un amigo. Pero aquí habrá que hacer un esfuerzo para ser REAZONABLE. En este caso, no tendría mucho sentido ser despedido para ir al cine. Sin embargo, si cada día llegas tarde y no ves a tus hijos quizás es el momento de plantearse una jornada reducida o un cambio de trabajo. Por supuesto, cada situación es un mundo, así que el sentido común es la mejor solución. El otro apunte es para “el que ofende”, no vale simplemente asumir que no se puede evitar. Casi todo tiene solución (por lo menos a medio y largo plazo) y hay que buscarla.

¿Ha intentado evitar hacerte daño? Una frase típica de madre es “la intención es lo que cuenta”. Y es que es verdad que muchas veces no se trata de poder evitarlo sino de intentarlo por lo menos. Me gusta pensar que si ese alguien sabe que algo te puede hacer daño, su primera intención es evitarlo. Así pues, si te das cuenta de que la persona lo ha intentado evitar, cuéntalo como un atenuante a la hora de juzgarlo.

Sino, ¿por qué? Y si no lo evita hay que preguntarse por qué no lo ha evitado. En este punto asumimos que la persona sabe que te ha hecho daño y no lo ha querido evitar. Así que tienes que hacer el doble esfuerzo y volver a preguntarte por qué. Hay mil razones para no hacerlo, pero me gustaría compartir algunas que pueden hacerte ver las cosas de otra manera.

>> Daños colaterales: En algunos casos sufrimos las consecuencias de otras cosas. Por ejemplo, te dejo plantad@ por qué mi abuela está en el hospital. En este caso sufres los daños colaterales de algo “más importante”. Evidentemente, esos daños colaterales pueden ser muy lícitos (como lo que acabo de contar) o puede ser menos lícito (si te planto para quedar con la persona “que me gusta”). Sin embargo ambos tienen algo en común, la intención no es hacerte daño. No se trata de hacer algo contra ti. Y aunque pueda estar mal, por lo menos no hay el “ensañamiento” que a veces sentimos. Un ejercicio difícil pero que es muestra de justicia es ser capaz de evaluar lo que ha pasado con el BENEFICIO GLOBAL (como vimos enLa felicidad en CÍRCULOS CONCÉNTRICOS) y no solo el propio. Quizás veas que era lo mejor y que tu “sacrificio” ha servido para algo.

>> Prioridades de vida: En otras ocasiones, lo que tanto nos molesta forma parte del ADN de la otra persona. Eso no hace que el hecho en si esté bien, pero como en el caso anterior, le quita intencionalidad. Creo que está claro que no todos compartimos los mismos criterios ni le damos la misma importancia a las cosas. Eso nos obliga a entender las prioridades de la otra persona. Y creo que lo justo no está en dar todos lo mismo sino en “pedir” lo mismo que “nos piden”. Así pues, cuando nos vayamos a enfadar con el amigo que siempre llega tarde os invito a reflexionar si él se enfada cuando tú llegas tarde. Muchas veces la “ofensa” no es más que disparidad de criterios, igual que a él/ella seguramente le moleste otra cosa que a ti te parece de lo más normal. (A esto ya le dedicaremos una entrada completa).

Por último, ¿tenía la intención de hacerme daño? Y aquí te recomiendo que vayas con mucho cuidado. Muy a menudo, cuando nos sentimos muy mal por algo pero vemos que el hecho en sí no es tan grave, echamos mano de la intencionalidad.

Por ejemplo, una compañera me empuja por el pasillo. El hecho no es grave pero si dices “lo ha hecho aposta porque le caigo mal” tu enfado ya parece más justificado. El problema es que la intencionalidad es lo más difícil de demostrar. ¿Podrías probarlo ante un jurado?

Así que salvo que lo sepas a ciencia cierta me gustaría que le des la presunción de inocencia a todo el mundo. Antes de pensar que te quiere hacer daño piensa en la posibilidad de descuido, daño colateral, etc…

Si aún así estás convencid@ de que quería hacerte daño creo que es un buen momento para repasar vuestra relación. Estamos de acuerdo que lo natural es sentirse “neutro” hacia una persona. Así pues, si ha llegado al punto de querer hacerme daño creo que vale la pena averiguar porqué. Y como esto si que es muy particular, lo dejo a tu análisis. Y si quieres que lo veamos juntos, escribe a untipoconsuerte.blogspot@gmail.com

1 comentario:

  1. Si, creo que esto también es aplicable a otros tipos de sentimientos que nos producen malestar como la tristeza, la culpabilidad, etc. Un besico

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